Crítica Glass

Crítica Glass

M. Night Shyamalan y su particular visión de los superhéroes llega a su tercera y, posiblemente, última entrega. ¿Está a la altura de las otras dos? ¿Mejora la saga? Aquí te lo contamos, con nuestra crítica de Glass.

Índice


La trilogía

Hace años M. Night Shyamalan era sinónimo de calidad, meticulosidad y giros de trama. Sin embargo, tras La Joven del Agua y el vaticinio figurado de su propia muerte, tuvo una considerable caída combinada, a posteriori, con una escalada que adolecía de bastante altibajos.

Pero fue antes de dicha caída cuando inició, con una memorable cinta, su peculiar visión sobre el mundillo de los que se visten con la ropa interior por encima de los pantalones. Obviamente me refiero a la película de “El protegido” la cual, si no has visto, te recomiendo encarecidamente.

Tras la friolera de 16 años, Shyamalan prosiguió con la segunda parte: “Múltiple” y, por último, este año pasado, nos trajo la conclusión de la saga con la película de la que estamos hablando: Glass.

Crítica Glass

Si saco a colación este resumen histórico es para que se comprenda que no hay un común denominador, especialmente firme, entre estas películas y, el hecho de que te haya gustado alguna de las anteriores, no necesariamente favorecerá el que te guste ésta.

Sin embargo, lo que sí puedo aconsejarte es que, si no has visto las anteriores, NO veas Glass.

El motivo es simple, te arruinará las otras y, posiblemente, no entiendas nada de lo que está sucediendo. Es más… ¡Deja de leer esta crítica porque contendrá destripamiento de las anteriores! (que luego nadie se queje de spoilers)


El argumento

Glass nos cuenta la historia de cómo David Dunn (Bruce Willis) hace uso de sus habilidades especiales para buscar y enfrentarse a Kevin Wendell Crumb (James McAvoy), un hombre perturbado con 24 personalidades. Y de como Elijah Price (Samuel L. Jackson), aprovecha la ocasión para urdir un plan con el que reafirmar la hipótesis de la existencia de superhéroes en la vida real y mostrárselo al mundo.

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Literalmente se trata de un crossover entre El Protegido y Múltiple, en el que se mezclan buenas ideas para llegar a un resultado un tanto desconcertante e innecesario.

En primer lugar conviene no dejarse seducir por la sinopsis. Aunque la premisa sea ésa, el grueso de la cinta versa sobre diálogos entre los personajes, sobre la existencia de los superhéroes en la vida real y los problemas psicológicos que una persona tiene de raíz para auto considerarse un superhéroe.

De cualquier modo, no es la típica cinta estilo Marvel en la que se nos engancha a partir de la acción frenética o los enfrentamientos entre protagonista y antagonista. De hecho, en todo momento, mantiene un ritmo muy a la Shyamalan. Quizás no tan lento como la primera entrega, pero en todo caso cercano a dicho estilo.


Los personajes y sus actores

Con permiso de Sarah Paulson, que hace un buen trabajo, todo sea dicho, aquí los auténticos protagonistas son:

Bruce Willis, que pasaba por allí, Samuel L. Jackson que lo hace bastante bien y James McAvoy que vuelve a estar brillante con los cambios constantes de actuación como Kevin Wendell Crumb.

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Maticemos: Bruce Willis como David Dunn no lo hace mal, sin embargo el personaje tiene muy poco protagonismo y no demasiada carga dramática por lo general. Por así decirlo, el problema radica en que el guión lo relega a un discreto segundo (o tercer) plano y, digamos que, el actor lo acepta muy bien y no destaca particularmente.

Samuel L. Jackson como Don Cristal, que debería ser el auténtico protagonista, dado el nombre de la cinta, resulta un poco más interesante que David Dunn pero, aunque sus actuaciones también son buenas, es eclipsado por el histrionismo del personaje de McAvoy.

Y este último, como ya hemos mencionado al principio, vuelve a estar brillante y a dominar la película, representando la friolera de 20 personalidades a lo largo del metraje.


Apartado técnico y artístico

En lo que refiere al ámbito técnico, no destaca especialmente la película. Tampoco es que necesite de muchas filigranas dado que no se mueve en el marco del supuesto género de superhéroes y no necesita de mucho CG tampoco.

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Está correctamente rodada por lo general pero, siento que el trabajo de dirección no está a la altura del M. Night Shyamalan de los mejores momentos. Da la sensación de que en ocasiones se deja cegar por lo que pretende contar y se olvida de detalles importantes que requieren de demasiada suspensión de incredulidad por parte del espectador. Hay cosas que suceden (o que no suceden) que son inexplicables. Parte es por el guión, parte por el trabajo de dirección, pero desmerecen mucho de un producto que podría haber sido muy superior, en mi humilde opinión. Hay muchos momentos de este estilo, pero son sobretodo los acontecimientos del final de la película que nos hacen volcar la mesa, hartos de tanto poner de nuestra parte.

En todo caso a nivel de fotografía y a nivel de banda sonora las cosas funcionan bien. Una vez más, sin filigranas pero bien.

Por así decirlo, todo es correcto pero nada dispone de un protagonismo lo suficientemente grande como para que justifique ver la película por ello. Esto es, no nos encontraremos con esos momentos brillantes de fotografía o de dominio absoluto de la banda sonora de otras pelis como El Bosque, pero tampoco arruinarán nuestra inmersión.


Conclusión

El quid de la cuestión es… ¿La recomendaría? Lo cierto es que es difícil de determinar. Como he mencionado anteriormente, el hecho de ser fan de las dos anteriores no garantiza que esta te vaya a gustar.

Sea como fuere, la pregunta que debes hacerte es ¿qué buscas con esta película? Si lo que buscas es pasar un rato entretenido, sin más, entonces sí te la recomiendo. No es aburrida aun a pesar de no ser frenética. No es una tontería aun a pesar de no ser brillante.

Si, por el contrario, buscas algo intenso o profundo, o extremadamente bien hilado, al más puro estilo de otras películas de este director, es posible que te decepcione.

Hagas lo que hagas, debes poner de tu parte y mirar hacia otro lado cuando el guión hace aguas.

Shyamalan siempre ha sido como un ilusionista que nos deja boquiabiertos cuando, teniendo todas las cartas sobre la mesa, nos hace el truco que no nos esperábamos. Aquí es más un mago de pequeño espectáculo al que tenemos que ayudar un poco, poniendo de nuestra parte y, haciendo esto, podremos disfrutar de su show.